Matías

Hace ya unos meses que vos no sos parte de mi vida, ni yo de la tuya. Hace ya unos meses que no sé de vos y que vos no sabes de mí. Si te soy sincera nunca pensé que escribiría algo como esto, sabiendo que quizás nunca vayas a leerlo. Seis años de mi vida compartí con vos y aún me cuesta aceptar que dejamos de ser lo que éramos hace mucho tiempo ya.

Recordarte es una herida que sé que no va a sanar. Recordarte es que me duela el pecho porque aunque a veces quiera saber de vos sé que ya no puedo tenerte. Sé que ya no puedo compartirte mis días, decirte lo mucho que te amo, proponerte planes nuevos, pasar por tu casa a saludarte, ya no. 

Desde que decidí dejarte, una parte mía se quedó y va a quedarse para siempre con vos. La parte que ahora es tuya es la de una Vicky alegre cada vez que te veía, una versión que solo puedo ser con alguien como vos, una Vicky menos tímida y más extrovertida. Me imagino cómo habría sido todo si hubiéramos hecho las cosas bien, imagino, porque ya no. Cuando me tomo un café los domingos a la tarde pienso en cuando tenías tiempo – porque vos ya casi no tenías tiempo para mí – Y me acompañabas tomando uno. Siempre lo tomabas lento y yo te molestaba porque para mí ese café ya estaba frío.

Pero a la vez imagino como era nuestro amor cuando hacíamos fueguito en la churrasquera de mi casa, yo tomaba vino y vos fumabas, la música de fondo, el calorcito de nuestros cuerpos mientras bailábamos y me abrazabas cuando dabas vuelta las hamburguesas de la parrilla. Ese amor que en esos instantes era puro, sincero, tranquilo y solo nuestro, fue calentito, fue como cuando llegas a tu casa a darte una ducha después de haber tenido frío.

Pero no, ya no.

Me duele saber de vos por comentarios de la gente, me duele tanto que no podría explicarlo y a la vez tampoco creo que podría decirtelo, porque la decisión fue mía, de nadie más. Y a pesar del intenso dolor que me genera haberte perdido, sé que nunca más seremos, ya no. Sé que nunca más me voy a sentir protegida entre tus brazos, sé que nunca más nadie podrá calmar mis ataques de llanto durante la noche, sé que nadie más va a cuidarme como vos lo hiciste. Y sí debo admitir que estoy mejor porque estoy curando/arreglando todo lo que rompiste, aunque a mi corazón le guste aferrarse a lo que alguna vez fue alegre y bonito. Pero ya no. 

Bio

Victoria (Mendoza, 2002). Estudia psicología.

***

Scroll al inicio