Luca

Luca, esta carta es una carta de disculpas.

Hace poco me encontré hablando de vos, de los globos aerostáticos y las noches en la pileta bajo un cielo distinto.

Necesito explicarte todo, sincerarme. Fuiste mi primera obsesión, el amor adolescente antes de la adolescencia, que encerraba como un secreto que compartía solo con mis amigas. 

Hace tres años, cuando me enteré que ibas a venir, los meses empezaron a pasar más rápido. Me acuerdo absolutamente todo del día en que llegaron. Probablemente no lo sepas, pero había orquestado todo para no estar. No quería tener que resolver lo que sentía por vos mientras tomaba, dormida, la primera taza de café del día. Inclusive pensé en hacerme la distraída, no verte. Pero la curiosidad me ganó.

El ritual que inventamos de chicos se volvió a repetir, primero la incomodidad, después un chiste, después una risa y las miradas. Pero ahora somos grandes, sabemos lo que es, nos pasó con otras personas, sabemos las reglas más allá de las diferencias culturales.

Sé, Luca, que esas reglas las rompí todas: te tendría que haber dicho que tenía novio, tendría que haberte tratado como un amigo. En el transcurso de los días te vi sumergido en la oscuridad de mis actos, buscándome, midiéndome, acariciándome y yo paralizada, disfrutando de la adrenalina.

Cuando lo pienso me siento una forra. 

Cuando fui para allá fue otra cosa, esa vez me invitaste a subir, a mí sola, a mí. No te entendí, estaba muy borracha bailando en patas y me di vuelta para sumergirme en el trajín de la fiesta.

Te hubiese acariciado, no hubiese sido incómodo, hubiésemos dejado el condicional pasado para volvernos presente. ¿Te imaginás?, después de tantos años, de innumerables veranos y dos inviernos, al fin hubiésemos mínimo chapado, probablemente hubiésemos cogido y apostaría un riñón que, aunque hubiese sido el peor sexo del planeta, por alguna razón, hubiese estado bueno.

Hubiese: subjuntivo, tiempo verbal horrible.

Te tendría que haber dicho que tenía novio, pero que ya mucho no me importaba y que al mismo tiempo tenía contradicciones o mandarte* un mensaje al día siguiente proponiendo volvernos a ver. Pero no, de vuelta no.

Lo que intento explicarte con todo esto es que cuando te veo la situación me desborda, que me termino convirtiendo en mi versión 2009, 14 años, púber, bien caliente, pasiva y vos básicamente te transformás en Orlando Bloom en piratas del caribe.

Cuando me cruzo con fotos tuyas me generan ternura, nos podríamos haber llevado bien, ser buenos amigos.

En este juego de hacerme perseguir nunca me detuve a conocerte.

Por eso, 

perdón.

Lucile

Bio

La carta la escribió Lucile Zanabria en 2019. Creció en La Plata pero vive en Córdoba. Estudia historia y, si pudiera elegir un poder, sería teletransportarse.

Nota de las editoras

* Cuando sumamos a una correctora al equipo para avanzar con el libro, nos sugirío que esta frase fuera “Tendría que haberte mandado un mensaje al día siguiente para volvernos a ver”. 

***

Scroll al inicio