Hernán
Ya van cinco cartas que mancho con lágrimas y mate que me hace acordar a vos y a nuestros mates de domingo.
Te pienso y te invento todas las noches desde el día en que te fuiste.
No creas que no te había escrito porque no pensara en vos, no te había escrito antes porque se me quebraban las manos con cada intento.
Hay días en los que lloro porque pienso que nunca me amaste y hay días en los que lloro porque no puedo creer haber dejado tanto amor en el camino.*
Una vez me morí y todo, me morí y estuve muerta por semanas.
Muerta de saber que existís tan lejos.
Muerta de saber que existís para quién sabe cuántos otros.
Muerta del miedo de que solo nos haya tocado cruzarnos en esta vida y de que si nos cruzáramos en la próxima, yo ya no te reconozca.
Me aterroriza pensar que vos no seas el que para mí fuiste y sos.
Mis gatos no se me acercan desde el día en que te fuiste.
Mis gatos comen las plantas que vos plantaste. Odio a mis gatos.
Los odio porque me recuerdan que no estás, quiero ser gato, comer de tus plantas, quiero ser gato, tener 7 vidas, morirme hoy y reencarnar en tu cama, morirme ya, morirme tantas veces como domingos sin vos.
Los conté: 124 domingos sin tu vaso de agua en mi mesa de luz.
Me cansé de no tenerte.
Pasé novecientos quince días esperando por otro, otra mano, otra piel, otra gota de sangre en las sábanas. En todas mis camas escombros de tierra, sudor, mugre y moho. Casi mil noches en silencio y mil gritos desahuciados. Mi cuerpo al fin se estremece con las caricias de un nadie, duermo mal y poco, esquivando el contacto desconocido, enfriando el calor inútil de un no sé quién. Me despojo del placer conocido, de la forma natural, de los cuerpos en tetris, y me abro en otras direcciones. No estoy cerca, no estoy lejos, fluyo entre gritos y susurros que no entiendo, soy, estoy, siento y me entrego, novecientos quince días después: más rápido, más lento, más fuerte, quieta, boom, me desarmo en el orgasmo de un otro y entonces pienso en vos, otra vez.
Sé que te mudaste más al sur y a veces entro a Google Earth y camino por ahí, entre los castillos, en el campus de tu universidad, me imagino que algún parque es el parque que queda cerca de tu casa y me imagino que nos tiramos ahí en tu mantita roja. ¿Cuándo habrá sido la última vez que la lavaste?
¿Te acordás de aquella casita en Avellaneda en donde nos quedamos la vez que fuimos juntos a Buenos Aires? El otro día soñé que estábamos ahí. Soñé que era nuestra casa y que comíamos empanadas en un balcón lleno de plantas muertas, pero vos nunca dejarías morir las plantas y entonces supe, aún dormida, que me iba a despertar sin vos.
Todavía tengo un mail en borradores, me preguntaste por qué me fui y yo no pude responderte. Me fui buscando algo que sigo sin encontrar.
Me busqué mucho en todas partes, me busqué en la Alexanderplatz y me busqué entre otras piernas.
Me busqué sola en una terraza de camino al desierto de Marruecos y me busqué descalza entre lágrimas sobre la moqueta de una mezquita de Estambul.
Me busqué en una carpa en la playa bajo el sol radiante de las 10 de la mañana y me busqué en una tormenta de nieve en Polonia.
Me busqué en la ruta 66 y en aquel lago de México con el agua más transparente que vi en mi vida.
Me busqué en la rambla de Montevideo y en un apartamento nuevo en el que por primera vez no existía tu arte en las paredes.
Me busqué en mil poemas, en las palabras de otros y en todas las pinturas de todos los museos.
Me busqué en la muerte de los vivos que más quise y me busqué en la panza de mi madre.
Perdida en este mundo, en esta vida y en las otras, perdida en mi pasado y en todos los caminos que pisé, me perdí entre tus dedos y cuando demoré 73 días y 4 horas en responderte aquel mail pidiéndote perdón.
Sé por qué me fui de casa. No sé por qué me fui de vos.
Aunque, ¿sabés en realidad por qué me fui? Me fui porque me dejaste ir.
Correcciones
*En el audio, “Hay días en que lloro porque pienso que nunca me amaste y hay días en que lloro porque no puedo creer haber dejado tanto amor en el camino.»
Bio
La carta la escribió Ingrid Müller (@nosoyalemana) en 2019. Tiene un newsletter al que pueden suscribirse acá.