Dan

Dan:

Me gusta la idea de escribirte una carta, siempre sentí que fuimos como uno de esos amores de antes, un tanto prohibido y otro tanto más escandaloso. Ojalá lo hubiésemos sido, así los aviones y las visas sacadas por internet no nos jugaban tan en contra. Qué trillado, ¿no? Decir que lo nuestro no fue porque no estábamos en el tiempo correcto, lo escucho tanto y la gente con eso se conforma, sigue su vida convencida de que “el tiempo no estaba de su lado”.

Yo aprendí con vos que el tiempo es pura percepción, obvio que uno recontra sabe que los días felices se pasan rápido y los tristes no se terminan más. Sin embargo, cuando miro atrás veo que lo nuestro duró un par de meses, aunque lo siento como si hubiese sido una relación de años y fue todo —o casi todo— tan feliz, como cuando tu mamá tardaba en pasar a buscarte al pelotero de chiquito y podías seguir jugando, pero para cuando llegaba ya estabas un poco cansado.

Perdón, yo te hablo de peloteros y vos capaz ni sabés lo que son, usemos este tiempo maldito a nuestro favor y abrí el traductor si no entendés algo, esta vez me parece importante que podamos comunicarnos bien. Porque, al final, nuestras mamás nos buscaron tardísimo del cumpleaños y ya estábamos tan cansados de jugar que no nos dijimos ni chau, me preguntaste por una receta cordobesa que a vos te encantaba y que del otro lado del atlántico no encontrabas, y como yo tampoco la conocía no supimos qué más decirnos. Con todo lo que nos dijimos, qué ironía.

Te escribo por esto, justamente, para decirte ese chau que ni vos ni yo dijimos explícitamente por ninguna de todas las redes sociales que ya usábamos en ese momento. A veces jodo (te gustaba la jerga argentina) y a mis amigas les digo que nunca cortamos, que en sentido estricto nosotros seguimos juntos, porque los amores de antes —esos revolucionarios como el nuestro—, frente a la imposibilidad de casarse, se aferraban a las palabras como sus únicas garantías.

Pero ya no quiero fantasear más con esa idea porque esas redes sociales que no supimos usar me vienen mostrando que desde hace tiempo ya debería dejar de querer encontrarte comprando en el kiosco de al lado de casa. Sí, vos dijiste chau hace mucho y también encontraste un amor de los de ahora, de los que* se casan en Asia, pero como lo nuestro era de palabra y te faltó la última, a mí me costó un poco más aceptarlo.

Te perdono igual porque es lo único que me libera. Al final te quise tanto que ya no quiero estar enojada con vos ni ver tus fotos deseando que la realidad fuese otra. Te perdono porque yo también espero poder encontrar un amor de estos tiempos. Por eso te escribo, para despedirme. Las computadoras y los celulares nos fallaron porque éramos un amor de los de antes que se despide por carta, la que yo leo mientras vos te subís al barco.

Deseame suerte.

Correcciones

*En el audio dice “que se casan en Asia”.

Bio

La carta la escribió María Morcillo en 2018. Vive en Córdoba y es correctora de textos.

Nota de las editoras

La receta de la que habla María en la carta es la de los Criollitos, que son unos bizcochos de manteca, pero mucho más ricos. Nosotras tampoco tenemos la receta, pero le pedimos una a unos amigos. Quizás María pueda acercársela a Dan. 

***

Scroll al inicio